Los perros tienen una extraordinaria capacidad para sentir nuestras emociones. Algunos dicen que nos conocen mejor que nosotros mismos y la ciencia respalda esta teoría.
El más mínimo aumento de la presión arterial les alertará cuando nuestros niveles de estrés aumenten, mientras que un vistazo rápido a nuestras expresiones faciales les dirá si estamos felices o enojados. Nuestros perros pueden incluso influir en nuestro estado de ánimo con solo mirarnos a los ojos.
¿Cómo se corresponden con nuestros sentimientos más íntimos? ¿Cómo afecta esta habilidad al vínculo único que tenemos con nuestros compañeros caninos?
Por qué a los perros les importan las emociones humanas
Nuestra relación simbiótica con los perros comenzó hace 15.000 años, cuando les ofrecimos calor, refugio y comida a cambio de protección y compañía.
Este vínculo continúa creciendo y fortaleciéndose hasta el día de hoy. Por ejemplo, los miembros de la manada canina no suelen mirarse a los ojos durante el vínculo. De hecho, este comportamiento suele verse como un desafío o una amenaza entre los perros.
Sin embargo, los humanos mantienen un contacto visual prolongado, especialmente con aquellos a quienes amamos. Los perros domesticados no sólo han aprendido a mirarnos a los ojos, sino que también han “secuestrado” el famoso bucle de mirada positiva de oxitocina que se observa con mayor frecuencia entre las nuevas madres y sus bebés.
A medida que nuestras dos especies continúan evolucionando una al lado de la otra, nuestros perros inteligentes e ingeniosos se adaptan constantemente a nuestra forma de vida. ¡Son tan buenos para sentir nuestros sentimientos más íntimos que a veces parece que pueden leer nuestros pensamientos!
Los perros perciben nuestras emociones al: 1. Leer nuestro lenguaje corporal
El autor y profesor emérito Albert Mehrabian descubrió que el 93% de la comunicación humana es no verbal. Tanto los humanos como los perros se comunican a través de vocalizaciones, pero también tendemos a confiar más en lo que vemos que en lo que oímos.
Cuando saludan a un nuevo cachorro en el parque, los perros evitan a los cachorros rígidos y de aspecto agresivo en favor de compañeros de juego felices y relajados. Lo mismo hacen a la hora de sentir nuestras emociones. Un vistazo rápido a nuestra postura, modo de andar y gestos les dice todo lo que necesitan saber sobre nuestro estado mental actual.
Los perros son tan buenos leyendo nuestro lenguaje corporal que vencieron a lobos, chimpancés y niños de tres años en experimentos de cognición social. Incluso los cachorros de nueve semanas que nunca habían vivido como mascotas tuvieron mejores resultados, lo que sugiere que esta capacidad es evolutiva.
2. Estudiar nuestras expresiones faciales
Los humanos y los primates comparten un rasgo social conocido como “contagio emocional”. Es por eso que bostezamos cuando un amigo bosteza y tendemos a devolverle la sonrisa a un extraño que pasa. Hacer coincidir las emociones y expresiones físicas de nuestros semejantes demuestra nuestra gran capacidad de empatía.
Los perros también realizan un tipo similar de mimetismo social entre sí. La investigadora italiana Elisabetta Palagi y su equipo estudiaron perros que interactúan en el parque y descubrieron que no sólo coinciden en las posiciones corporales de los demás, sino que también imitan expresiones faciales, especialmente en perros con los que ya están familiarizados.
Los autores creen que también existe un contagio emocional entre perros y humanos. Cuando nuestros ojos se encuentran con los de ellos, levantan las cejas para mostrar que están involucrados en la interacción. Cuando un padre bosteza, su perro suele hacer lo mismo.
Más allá de simplemente reflejar nuestra apariencia, existe evidencia sólida de que los perros pueden reconocer y comprender la diferencia entre las expresiones faciales de felicidad y enojo en los humanos.
3. Sentir la emoción en nuestra voz
Los perros pueden detectar altas frecuencias y sonidos a una distancia cuatro veces mayor que la de los humanos. Sus poderosos oídos son muy útiles cuando los perros sienten nuestras emociones.
Los estudios muestran que responden de manera similar a los humanos cuando se exponen a los sonidos de bebés angustiados. Se alteran visualmente y liberan cortisol, la hormona del estrés, lo que sugiere que comprenden que llorar es un sonido humano negativo.
Un estudio de 2014 encontró que los perros también pueden detectar variaciones de tono y estado de ánimo en las voces de otros perros y personas. Al igual que nosotros, entienden las señales vocales emocionales, que son otro fuerte indicador de que son capaces de sentir empatía.
4. Oler los cambios químicos en nuestro cuerpo.
La nariz de nuestros perros es entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que la nuestra, con 300 millones de receptores olfativos frente a los 6 millones que tenemos. Los científicos han comparado su capacidad de olfatear con “captar el olor de una manzana podrida en medio de dos millones de barriles”.
Sabemos que los perros pueden oler cambios químicos sutiles en el cuerpo humano que indican una variedad de condiciones médicas. ¿Pero pueden “olfatear” nuestras emociones?
Investigadores de la Universidad de Nápoles realizaron un estudio para ver si los perros pueden sentir la diferencia entre los olores del cuerpo humano producidos durante la felicidad y el miedo.
A los “donantes de olores” voluntarios se les mostró un vídeo para inducir miedo o felicidad, y se recogió su sudor en hisopos. Luego, los sujetos de prueba caninos fueron expuestos a muestras de “sudor feliz” y “sudor temeroso”.
Ante la presencia de olores aterradores, el ritmo cardíaco de los perros aumentaba y buscaban consuelo en sus dueños. Esto llevó a los investigadores a concluir que los perros no sólo pueden oler nuestro estado emocional, sino que también tienden a asumir esas emociones como propias.
5. Utilizar el factor “Eso”.
Hasta 2019, los científicos no podían explicar cómo los perros percibían convulsiones inminentes en los humanos. No tenían dudas de que podían hacerlo, simplemente no podían precisar lo que los perros veían, oían, olían o sentían para decirles.
Aunque este misterio se ha resuelto, todavía hay algunas formas increíbles en que los perros sienten nuestras emociones que no entendemos del todo. Llámelo sexto sentido o factor “It”.
El ejemplo más sorprendente es la asombrosa capacidad de nuestros perros para detectar a las personas “malas” o con malas intenciones. Todos sabemos que los perros suelen ser excelentes jueces de carácter, pero ¿cómo lo hacen?
La verdad es que los científicos no están muy seguros. Podría ser simple instinto, o tal vez los perros captan la energía nerviosa que irradia estos desagradables personajes.
Lo más probable es que tenga algo que ver con sus increíbles narices. Cuando una persona se comporta agresivamente, la química de su cerebro cambia. Los perros pueden sentir estos cambios y percibir sus intenciones.
Si ese es el caso, ni siquiera nuestros perros podrán salvarnos de un psicópata. Debido a que experimentan menos emociones, es menos probable que la química de su cerebro nos alerte a los perros sobre sus crueles intenciones.
¿Alguna vez tu perro te advirtió sobre una persona peligrosa, te ayudó a detectar un problema de salud o identificó exactamente cómo te sentías? ¡Dinos en los comentarios!
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