Aseo y cuidado – Casa para mascotas


10 errores que debemos evitar en el cuidado del perro

No podemos enfatizar lo suficiente lo vital que es el aseo regular para la salud de la piel y el pelaje de nuestro perro. Sin embargo, debemos ser conscientes de los elementos básicos de los cuidados y evitar errores habituales para tener una rutina de cuidados eficaz y no provocar irritaciones y molestias a nuestro perro. Entonces, veamos algunos errores comunes que se cometen en las rutinas de cuidado canino.

1. Usar champús para humanos en el baño de perros

Uno de los errores más comunes a la hora de bañar a tu perro es utilizar champú para humanos. La piel del perro tiene un pH diferente al de los humanos. Varía de 6,8 a 8,0, con un pH promedio de 7,5, mientras que el pH de la piel humana oscila entre 4,8 y 5,8. Sin embargo, la principal diferencia entre la piel humana y la del perro es que los perros carecen de un manto ácido, una película delgada que protege la piel de bacterias, virus y otros contaminantes potenciales que pueden penetrar la piel, y los perros tienen una piel más gruesa que la piel. . Es más delgado. Por tanto, el pelaje también actúa como barrera para la piel.

La mayoría de los productos de belleza humanos o baratos están diseñados para baños frecuentes y crean mucha espuma; son muy irritantes y contienen sulfato de sodio (SLS, SLES) que puede proporcionar una acción excesivamente limpiadora que elimina los aceites naturales del pelaje y la piel. Esto daña la barrera cutánea, dejándola vulnerable al daño fúngico y bacteriano, lo que puede provocar irritación de la piel a largo plazo, lo que genera un círculo vicioso de diversas afecciones de la piel, aumento de la producción de sebo y mal olor persistente. Todo lo anterior hace que los champús para humanos no sean aptos para mascotas y debamos evitar utilizarlos para bañar a nuestros perros.

2. Cortes de pelo excesivamente cortos

Está mal recortar completamente el pelaje de los perros y exponer su piel a factores ambientales externos (radiación solar, contaminantes, condiciones climáticas). La piel de los perros es mucho menos gruesa que la de los humanos; al mismo tiempo, el llamado manto ácido está ausente. El manto ácido rodea la piel humana y la protege del crecimiento de hongos y bacterias.

La piel humana está directamente expuesta a factores ambientales sin impacto, mientras que en los perros, la piel necesita una capa de pelo como protección para mantener la salud de la piel. Cuando la piel está expuesta, especialmente en estaciones con intensa radiación solar, nuestro perro corre el riesgo de sufrir quemaduras solares, pero también lesiones y exposición de la piel a bacterias y hongos dañinos. Además, una navaja mal esterilizada o muy caliente que toque la piel del perro puede dañarla, y las bacterias pueden provocar úlceras.

3. Nos olvidamos de cortarnos las uñas

Las uñas de los perros, aunque a diferente ritmo, crecen como las nuestras. Como resultado, sus uñas, especialmente en perros que tradicionalmente viven principalmente en interiores, con un contacto mínimo de las patas con superficies rugosas como asfalto y tierra que actúan como afiladores naturales, deben recortarse con un cortaúñas especial para mascotas. Recomendamos que el corte de uñas lo realice un veterinario o un peluquero de mascotas profesional con herramientas especiales para evitar lesiones.

4. Dejar champú en los ojos y oídos de la mascota.

El champú y el agua en los ojos, pero sobre todo en los oídos del perro, pueden provocar irritación e inflamación graves. Tenemos mucho cuidado a la hora de lavar a nuestros perros, especialmente los de orejas pequeñas o rectas, para mantener el agua y el champú fuera de ellos. Para enjabonar la cabeza del perro, podemos crear espuma en las palmas y limpiar con cuidado la zona de los ojos, orejas y nariz, mientras podemos enjuagar con cuidado y paciencia con un pequeño chorro de agua o echando agua con cuidado con la mano.

5. Atención urgente

El baño apresurado, el aclarado y el secado incompleto pueden provocar importantes molestias a nuestro perro, ya que pueden provocar irritación cutánea, piel seca o grasa y, finalmente, picor intenso. Bañar a nuestros perros requiere tiempo y paciencia ya que requiere entrenamiento. Debemos enjabonar bien, aunque también es fundamental aclarar muy bien y no dejar restos de champú y acondicionador en el pelaje. Por último, debemos secar cuidadosamente al perro con un secador y no dejar ningún residuo de humedad en el pelaje.

6. No cepillamos el pelaje

Es fundamental para el correcto cuidado de nuestro perro cepillarle tanto antes como después del baño. El cepillado previo al baño elimina la suciedad y los cuerpos extraños a la vez que desenreda el pelaje y elimina algunos pelos muertos. Permite que el champú penetre adecuadamente en el pelaje y la piel, lo limpie, lo hidrate y elimine el pelo muerto que no fue eliminado con el cepillado. Después del baño, el cepillado ayuda a distribuir los aceites naturales de la piel y los nutrientes del producto al pelaje, elimina el último pelo suelto y proporciona al pelaje una ventilación adecuada y la eliminación de la posible humedad atrapada.

7. Dejamos de cuidarlos en invierno.

Cuando el clima es cálido, bañar a su perro puede ser más fácil y llevar menos tiempo, pero la necesidad de un pelaje limpio y bien cuidado es la misma durante todo el año. Quizás incluso más en invierno porque la humedad y el barro pueden ensuciar cada vez más a nuestro perro. Por eso nunca debemos descuidar el cuidado de nuestro perro. Si en invierno se nos complica bañarnos en casa, podemos establecer una rutina con algunas visitas a un peluquero profesional de mascotas de confianza.

8. Sacamos al perro afuera inmediatamente después del baño.

La razón aparente es que todos los perros tienen tendencia a rodar por el suelo y la hierba inmediatamente después del baño por diversos motivos (alivio del estrés, eliminación de la posible humedad que sienten, juego y varios motivos más). En este caso tendremos que repetir todo el procedimiento o tener un perro más sucio que antes. Otra razón es que cuando lavamos a nuestro perro activamos los poros de la piel y la raíz del pelo, por lo que debemos darle tiempo suficiente para que la piel y el pelaje se adapten antes de exponernos a condiciones externas.

9. No mantenemos horarios ni coherencia.

Cuidar a un perro lleva tiempo y pone a nuestra mascota en una situación y entorno que puede provocarle estrés y cansancio. Así que cuanto más constantes seamos en la rutina de aseo manteniendo un horario con la frecuencia adecuada, poco a poco iremos familiarizando a nuestro perro con el proceso y le haremos la vida más fácil. Al mismo tiempo, manteniendo una rutina de aseo sistemática, mantenemos un mejor estado del pelaje entre tratamientos, reduciendo la duración y el estrés de cada baño. Habiendo notado esto, analicemos la gran importancia de la capacitación.

10. No acostumbramos al perro al horario de aseo

El adiestramiento es tan importante para el cuidado del perro como para otros aspectos de la vida diaria. Para mantener la calma y minimizar el estrés durante el aseo, nuestros perros necesitan acostumbrarse al tacto en todo el cuerpo, al contacto con el agua, herramientas y accesorios, y al contacto con otras personas. Necesitamos asegurarnos de que el proceso sea lo más agradable posible, con muchos elogios y mucha paciencia. Es posible que esto no suceda de inmediato y no hay garantía de qué tan cómodas se sentirán nuestras mascotas bajo su cuidado. Sin embargo, con paciencia, constancia, estímulo y familiaridad, nuestros perros pueden tolerar el proceso de aseo sin demasiado estrés, incluso si no lo disfrutan.

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